El arte cerámico alcanzó gran desarrollo en las culturas agrícolas del norte y centro del país antes de la llegada de los europeos, definiendo, en gran medida las culturas y caracterizándolas.
En la cerámica del área de San Pedro de Atacama se destacan los estilos: roja pulida y negra pulida antes de la etapa del florecimiento cultural, con influencia de tiwanaku (300 a 900 a. C.).
La cerámica de la región de Atacama, además de los abundantes y útiles "pucos" (escudillas), está representada por delicadas vasijas, jarras globulares, cántaros y tazas.
La figura humana, aunque se representa algo rígida en diversos colores, es de una abstracción y de una modernidad asombrosa, al ser capaz de captar los rasgos esenciales de su raza, las emociones humanas y la fantasmagoría de la reproducción, reflejando con ello una vida difícil. La mayoría de los dibujos son pintados en negro sobre fondo blanco. Ocasionalmente las figuras negras son alternadas con otras rojas, pero esta combinación de tres colores es excepcional.
En cuanto a los motivos de decoración los triángulos y las figuras escalonadas son los típicos, generalmente combinadas unos con otros.
En la actualidad se realizan reproducciones de los diseños tradicionales y de factura más simple, basada en las tradiciones que se conservan, produciendo tiestos con formas clasicas y otras con formas zoo y antropomórficas, como por ejemplo en el ayllu de Solor.